viernes, 19 de febrero de 2010

Hace un tiempo ya, cuando cursaba la carrera de arquitectura me pidieron hacer un discurso sobre algún tema relacionado. Tenía frente a mí una página en blanco inundada de posibilidades que aun no habían sido descubiertas, tal como las hojas que se escriben con tinta de limón ¨ Parecen estar vacías pero que al ponerles luz descubrimos que el mensaje siempre estuvo ahí ¨. Aun así, por más que intente escribir sobre arquitectura contemporánea nada vino a mi cabeza. Entonces sucedió algo que no solo me ayudo a cumplir con la tarea, si no a recordar una personita que había olvidado…

Era viernes como a las 9 de la noche, estaba recostada en cama intentando pensar en algo que escribir, me sentía cansada, molesta, y estresada por tanto trabajo. por fin me llegaba una idea cuando de pronto escuche a todo volumen y mal entonado la conocidisima frase: ¨vive en una piña debajo del mar¨ Y aun mas alto una voz que respondía: ¡¡Bob es pon ja !! Intente ignorarlo pero la traumática cancioncita se repitió 3 veces mas. Entonces me levante más que histérica, fui al cuarto de mi sobrino y le dije: ¡Quita eso no puedo concentrarme! el pobre solo volteo a verme y respondió - si tía- apenas cruzaba la puerta cuando escuche que murmuro ¨ Yo no se por que los adultos no pueden hacer nada con ruido y yo si ¨ Ahí estaba, esa frase fue la luz para mi hoja invisible.

Y me pregunte; es cierto ¿por que ellos pueden concentrarse y nosotros no? ¿Que los hace ser diferentes? En ese momento entro a mi cuarto sin rencor y me dijo - tía me trajeron chocolates ¿quieres que te comparta?- Me quede aun mas sorprendida de su nobleza, tome un chocolate, me senté y deje el cuaderno a un lado, me concentre solamente en el sabor del chocolate, a sentir como se fundía en mi boca, sin prisas, como si fuera la primera vez que probaba uno.

Recuerdo que cuando era niña un simple chocolate era suficiente para que dejara de llorar, para olvidar que estaba enojada, era casi una fiesta ya que solo los comía cuando me los compraban. Ahora es un antojo mas, ya no hay mayor emoción o significado en ellos, mucho menos puede hacer que olvide que estoy de malas. Por que ya puedo tenerlo cuando quiera.

Nosotros la gente ¨ grande ¨ hemos perdido el don de sorprendernos, de investigar solo por curiosidad, nos da miedo preguntar, hemos perdido la autenticidad que tiene un niño, ellos no necesitan de marcas para sentirse felices, se sorprenden con el arco iris, los elefantes y de cómo es posible que una voz salga de un aparato. Somos monótonos, repetimos la misma rutina durante años, Dejamos de disfrutar las asombrosas cosas que nos ofrece nuestro mundo.

¿Cuantos de ustedes se han sentado a observar como cambian los matices del cielo al atardecer? ¿Hace cuanto que no se mojan con la manguera o hablan con un animal? ¿Cuantos de nosotros seguimos pensando que papa y mama son maravillosos y de grandes queremos ser como ellos? ¿Hace cuanto tiempo no encuentran figuras en las nubes? ¿Suena cursi, suena tonto? Seguramente para más de uno si, por que nos hemos transformado en personas cuadradas que temen hacer el ridículo y parecer diferentes a lo que marca la sociedad. Nos conformamos con ser más de la misma escoria que habita en el mundo actual. De niña el conflicto más grande que tenia era decidir si primero fue la gallina o fue el huevo, saber por que el cielo era azul. Y comprender como había podido meterse ese conejo a luna.

Los niños tienen la alegría, nobleza e imaginación necesaria para ver la vida de una manera diferente, su fe y amor infinito es lo que hace a los niños seres tan bellos, y conservar parte de eso es lo que hace a las personas ser tan especiales, descubrir majestuosidad en la simplicidad, buscar la felicidad dentro de nosotros mismos, no esperar que alguien venga y nos la de.

Casi al terminar de escribir me pregunte de nuevo ¿Por que los adultos no pueden hacer nada con ruido y los niños si? Entonces la personita dentro de mí reencarnada por ese chocolate me respondió: Por que los niños solo escuchamos nuestra voz interior.

Isabell Gallardo, Ex estudiante de arquitectura (Ahora soy Artista plastica)

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2 comentarios:

Sina dijo...

Los niños están conectados al Ser ...Ahora me pregunto en que momento dejé de ser una niña ...
Tendré que averiaguarlo para desandar el camino.
Un abrazo muy luminoso, Sina

Guille dijo...

Hola Isabel,
Desde que entré a tu blog, a cada entrada que leia, venia a mi la misma idea: No existe la casualidad. Todo es adecuado.

Me inclino ante tu sabiduria.

Con tu permiso, me quedaré por aquí. Seguro que voy a aprender mucho.

Un fuerte abrazo.
Guillem